Un Espacio dedicado a compartir ideas e impresiones sobre temáticas orientales.
miércoles, 31 de marzo de 2010
Palabras de O sensei.
El entrenamiento diario en el Arte de la Paz hace que
tu divinidad interior brille cada vez más. No te ocupes
de lo bueno y lo malo de los otros. No estés haciendo
cuentas, actúa con naturalidad. Mantén tu mente
dirigida al Arte de la Paz, y no critiques otras
enseñanzas o tradiciones. El Arte de la Paz no
restringe, ni limita ni pone trabas a ninguna cosa. Lo
abraza todo y todo lo purifica.
Palabras de O sensei.
El Arte de la Paz no se apoya en armas ni en la
fuerza bruta para triunfar; en lugar de eso nos
afinamos con el universo, mantenemos la paz en
nuestros ámbitos, nutrimos la vida y evitamos la
muerte y la destrucción. El verdadero significado de la
palabra samurai es aquel que sirve y se adhiere al poder
del amor.
Palabras de O sensei.
Contempla las obras de este mundo, escucha las
palabras del sabio y toma todo lo que es bueno como
propio. Con esto como base, abre tu propia puerta a la
verdad. No desprecies la verdad que está justo ante ti.
Observa cómo fluye el agua en el arroyo de un valle,
suave y libremente entre las rocas. Aprende también
de los libros sagrados y de la gente sabia. Cada cosa -
incluyendo ríos y montañas, plantas y árboles -
debería ser tu maestro.
Palabras de O sensei.
Aquellos que practican el Arte de la Paz deben de
proteger los dominios de la Madre Naturaleza, divino
reflejo de la creación, y mantenerla bella y fresca. La
calidad del guerrero da origen a la belleza natural. Las
técnicas sutiles de un guerrero surgen tan
naturalmente como aparecen la primavera, el verano,
el otoño y el invierno. La calidad del guerrero no es
otra cosa que la vitalidad que sustenta toda vida.
Palabras de O sensei.
Una y otra vez será necesario que te retires entre
montañas profundas y valles ocultos para restablecer
tu lazo con la fuente de vida. Inspira y déjate elevar a
los confines del universo; espira y deja al cosmos
regresar dentro de ti. Luego aspira toda la fecundidad
y vitalidad de la tierra. Por último, combina el aliento
del cielo y el aliento de la tierra con el tuyo propio,
transformándote en el Aliento mismo de la Vida.
Palabras de O sensei.
Palabras de O sensei.
El Arte de la Paz es la medicina para un mundo
enfermo. En el mundo existen el mal y el desorden
porque la gente ha olvidado que todas las cosas
emanan de una sola fuente. Regresa a esa fuente y
deja atrás todo pensamiento autocentrado, todo deseo
mezquino y toda ira. Aquellos que poseídos por la
nada poseen todo.
Palabras de O sensei.
Palabras de O sensei.
El arte de la paz comienza contigo. Trabaja sobre ti
mismo y con la tarea que te ha sido asignada en el
Arte de la Paz. Todos tenemos un espíritu que puede
ser refinado, un cuerpo que puede ser entrenado de
cierta manera, un sendero conveniente para seguir.
Estás aquí con el sólo propósito de darte cuenta de tu
divinidad interior y manifestar tu iluminación innata.
Alimenta la paz en tu propia vida y luego aplica el arte
a todo lo que encuentres.
Morihei Ueshiba.
Existe un poder...
"Existe un poder,no un poder que da la posesion de incontables armas,sino aquel que proporciona la pureza de vida,una estricta vigilancia de la mente y una constante dedicacion del espiritu.Esto es imposible sin guardar Brahmacharya,Lo cual significa algo mas alla del mero autocontrol fisico.Significa completo control de nuestra naturaleza humana inferior.
Si se economiza esta fuente en lugar de disiparla,se trasmuta en la energia creadora de mas alto nivel".Gandhi
Apuntes de la madre teresa de calcuta.
Pensamientos de la madre Teresa de calcuta.
Hay muchos remedios para los enfermos de toda índole, pero al menos que manos bondadosas se den en el servicio y corazones generosos en el amor, creo que nunca habrá una cura para la terrible enfermedad de no sentirse amado. Una simple sonrisa, una corta visita, escribir una carta para un ciego, cargar un cubo de carbón, regalar un par de sandalias, algo muy, muy pequeño sea, en efecto, nuestro amor de Dios en la acción. Escuchar cuando nadie mas se ofrece a hacerlo, es sin dudas, algo muy noble.
martes, 30 de marzo de 2010
Mi concepto de la no violencia no me lleva a escapar del peligro y dejar sin protección a mis seres queridos. En la alternativa entre la violencia y la fuga cobarde, sólo podría preferir la violencia en vez de la cobardía. Tampoco puedo recomendarle la no violencia a un cobarde, así como no puedo invitar a un ciego a que disfrute espléndidos panoramas.
No violencia es norma de conducta
La no violencia no es una virtud monacal orientada a procurar la paz interna y a garantizar la salvación individual, sino una norma de conducta necesaria para vivir en sociedad, pues garantiza el respeto a la dignidad humana y permite que progrese la causa de la paz, sobre la base de los anhelos más fervorosos de la humanidad.
MAHATMA GANDHI.
YUAN PEI FU DESPIDE A SU DISCÍPULO
Cuando un pájaro está a punto de morir,
sus notas son tristes; cuando un hombre está
a punto de morir, sus palabras son buenas
De los diálogos del Lun Yu
¡Oh discípulo,
por vez postrera alcánzame la pipa!
No la de jade;
Aquella amarillenta de suave marfil viejo.
La que junto conmigo en lejanas mañanas
escuchara el gorjear de las aves cantoras;
la que vio florecer cien veces mi ciruelo;
la que te vio crecer como un arbusto tierno,
la pupila asombrada
y el alma ingenua, simple, como un libro de cuentos…
¡Oh, discípulo,
por la vez última, alimenta mi pipa!
Como claro arroyuelo tu niñez yo vi alegre
saltar entre las piedras.
Todo cantar te hacía:
la luz, la lluvia, el aire, las viejas porcelanas,
las linternas, la música, los perros de ojos tristes,
el vuelo de los pájaros por sobre los pinares,
el color y el perfume en flor de los duraznos,
el andar y el gozoso reír de las muchachas…
¡Ah, discípulo,
por la vez última alcánzame la pipa!
No la de plata;
aquella, la que guarda color y olor de tierra
y sabor más amargo;
la que siempre conmigo junto a la lamparilla
vio pasar hombres, días, como volutas vanas;
la que me vio aspirar en prisas impacientes
los afanes más puros;
la que engañosa me hizo ver fulgores de auroras
donde tan sólo había gris opaco de humo.
Deja ahora, hijo mío, que acaricie tu frente.
Has crecido, has amado, has soñado y vivido;
mas tu fruto de vida es todavía amargo:
porque el fruto más dulce no ha de ser árbol joven
sino aquel que rugoso ya ha florecido en años.
Pero en tanto, oh discípulo,
goza del sol, del mar, del aire y de la tierra:
ámalo todo y nada odies, nada te asombre,
que en toda dicha hay pena,
que en toda risa hay lágrimas,
y en todo lo creado, junto a la gris arcilla
hay también lo divino.
Y nada contra el cielo tu mano nunca arroje.
Nada tanto te inquiete que tu paz dulce amargue:
corrí, llamé, busqué, sueños forjé, grandezas…
Mas desnudo cual vine la gran sombra me espera.
Mientras más logra el hombre más parco se hace en dones:
nunca más rico se es que pobre de riquezas…
Y sé humilde, hijo mío, sin inútil orgullo;
la humildad da la dicha.
Sé como esas piedras de los ríos
que cantan al saltar en la corriente,
pulidas, lisas, llanas
de tanto naufragar, rodando siempre.
Y si una barrera alta tu camino detiene,
nada intentes forzar, bordea la muralla;
nada derriba el hombre que después no levanta.
Y no preguntes, nada interrogues, discípulo;
nada responde a nada.
Prudente en las palabras y cauto en la conducta,
cual pez de muchos mares
bajo aguas diversas procura ser distinto;
mas vario, multiforme, sé uno en la existencia:
todo cambia en lo externo, no en su naturaleza.
Hoy despiertan tu mente tempestades de llamas
-monzones de palabra que ruedan por los días-,
yo también, hijo mío, rodé con la tormenta;
y almas extrañas vi, conocí cielo y tierra…
como la mar sus perlas, vivir me dio experiencias,
y rico en dones ácidos encontré mi ciruelo…
Mas el fruto maduro de la sabiduría
no es el que milagroso en huerto ajeno alcanzas,
sino aquel que en dolor del propio vivir nace.
Aunque un día sabrás que nunca nada sabes.
¡Ah discípulo,
por vez postrera alcánzame la pipa!
Deja ahora por último que apure aquella leve
de espuma y luz de ensueños.
Y escúchame, discípulo:
si un alba clara y limpia ve un día tu mirada,
salúdala con júbilo y ama esa hermosa aurora.
Tal vez si hay sueños ciertos…
¡O quizá qué milagro puede hacer la esperanza!
¡Ah discípulo.
Por la vez última alimenta mi pipa!
Ahora dame esa caña quemada por los años,
la que ya sólo tiene sabor leve a ceniza;
la que más sol ha visto morir tras la colina,
y bajo el cielo ancho
vio perderse en el viento como nubes fugaces
el río de los hombres y los días estrechos.
Con ella en paz serena
mis ancianas pupilas seguirán tu partida;
aunque lejos estés te verán cerca siempre.
Y cuando helado el viento tu tumulto ya apague
y en tierra ingrata, estéril, secos rueden tus sueños,
contigo llorarán sus lágrimas más íntimas…
Pero si en un prodigio cantando tú regresas
se alegrarán al verte, y de nuevo contigo
el vuelo de los pájaros verán en los pinares
en las tardes de oro, cuando cantan los sauces.
El vino estará fresco debajo del ciruelo,
perfumado de rosas y flores de cerezo.
¡Oh discípulo, todo, todo será lo mismo!
Mas si acaso ese día
no respondo, discípulo, a tu dulce llamado,
es que el sueño infinito llegó sobre mis párpados…
Entonces, hijo mío, sin lágrimas estériles,
con manos amorosas búscame tierra leve,
de verdes hierbas cúbreme y déjame que duerma.
Pero nunca tan hondo que en esa paz no escuche
el vuelo de las aves,
una canción que sueñe.
Reír la primavera,
llorar el triste invierno y el afán de los hombres.
¡Porque en todo estaré despierto eternamente;
porque todo aún lo amo!
¡Ay, discípulo,
no obstante sus tristezas, vivir, vivir es dulce!
No hay, como la muerte, un pesar más amargo.
Ah, discípulo amado, humano he sido.
Más que otro mortal, hijo mío, a mí ámame;
mas no pienses que he sido ni mejor ni más alto:
hecho de arcilla y luz tuve también flaquezas,
y como humano supe de virtud y pecado.
Mis pupilas se apagan.
Mi mano apenas puede sostener ya la pipa.
Calienta en esa llama
esta postrera gota que por mi barba corre…
¡Ay!, recuerda y ámame, amoroso discípulo!
En tu memoria guárdame,
cuando leve del agua, de la tierra y del fuego,
cual la mies a la siega ya estén tus largos años;
cuando ya no te turben tumultos de palabras,
ni las voces del viento,
ni un rumor de hojarascas…
Anda, anda ya, hijo mío.
Levanta, vive, sueña, niega, afirma, destruye.
Y cuando de tus fiebres adiós, fe, ni amor queden,
al ciruelo regresa.
Aquí estaré esperándote, debajo de sus ramas,
en la sombra sin sombra del camino más largo…
¡Oh discípulo, baja ya esa esterilla, y parte…!
lunes, 29 de marzo de 2010
SABIDURÍA DE VIDA
Hay tantas cosas para gozar y nuestro paso por la Tierra
es tan corto, que sufrir es una pérdida de tiempo.
Además, el Universo siempre está dispuesto a complacernos,
por eso estamos rodeados de buenas noticias.
Cada mañana es una buena noticia.
Cada niño que nace es una buena noticia,
cada cantor es una buena noticia,
porque cada cantor es un soldado menos,
por eso hay que cuidarse del que no canta porque algo esconde.
Aprendí que nunca es tarde,
que siempre se puede empezar de nuevo,
ahora mismo,
le puedes decir basta a la mujer (o al hombre) que ya no amas,
al trabajo que odias,
a las cosas que te encadenan a la tarjeta de crédito,
a los noticieros que te envenenan desde la mañana,
a los que quieren dirigir tu vida;
ahora mismo le puedes decir "basta" al miedo que heredaste,
porque la vida es aquí y ahora mismo.
Que nada te distraiga de ti mismo,
debes estar atento porque todavía no gozaste,
la más grande alegría, ni sufriste el más grande dolor.
Vacía la copa cada noche, para que Dios te la llene
de agua nueva en el nuevo día.
Vive de instante en instante porque eso es la vida.
Me costó 57 años llegar hasta aquí,
¿cómo no gozar y respetar este momento?
Se gana y se pierde,
se sube y se baja, se nace y se muere.
Y si la historia es tan simple,
¿por qué te preocupas tanto?.
No te sientas aparte y olvidado,
todos somos la sal de la Tierra.
En la tranquilidad hay salud, como plenitud dentro de uno. Perdónate, acéptate, reconócete y ámate,
recuerda que tienes que vivir contigo mismo por la
eternidad, borra el pasado para no repetirlo,
para no abandonar como tu padre,
para no desanimarte como tu madre,
para no tratarte como te trataron ellos,
pero no los culpes porque nadie puede enseñar lo que no sabe,
perdónalos y te liberarás de esas cadenas.
Si estás atento al presente, el pasado no te distraerá,
entonces serás siempre nuevo.
Tienes el poder para ser libre en este mismo momento,
el poder está siempre en el presente,
porque toda la vida está en cada instante,
pero no digas "no puedo" ni en broma
porque el inconsciente no tiene sentido de humor,
lo tomará en serio y te lo recordará cada vez que lo intentes.
Si quieres recuperar la salud abandona la crítica,
el resentimiento y la culpa,
responsables de nuestras enfermedades.
Perdona a todos y perdónate,
no hay liberación más grande que el perdón,
no hay nada como vivir sin enemigos.
Nada peor para la cabeza y por lo tanto
Para el cuerpo, que el miedo, la culpa,
el resentimiento y la crítica que te hace juez
(agotadora y vana tarea)
y cómplice de lo que te disgusta.
Culpar a los demás
es no aceptar la responsabilidad de nuestra vida,
es distraerse de ella.
El bien y el mal viven dentro de ti,
alimenta más al bien para que sea el
vencedor cada vez que tengan que enfrentarse.
Lo que llamamos problemas son lecciones,
por eso nada de lo que nos sucede es en vano.
No te quejes, recuerda que naciste desnudo,
entonces ese pantalón y esa camisa que llevas ya son ganancia.
Cuida el presente, porque en él vivirás el resto de tu vida.
Libérate de la ansiedad, piensa que lo que debe ser,
será, y sucederá naturalmente.
Facundo Cabral
LAS EMOCIONES NEGATIVAS Y LA AUTOESTIMA
En nuestra educación, desde el parvulario hasta la universidad, aprendemos muchísimas cosas interesantes, pero nadie nos explica, tal vez nadie lo sabe, qué hemos de hacer cuando se apoderan de nosotros emociones tales como la cólera, el odio, el deseo o los celos y hacen desaparecer nuestra felicidad y tranquilidad, lo que da lugar a un estado mental perturbado, envenenado e infeliz. En el budismo, sin embargo, se habla mucho de estas emociones negativas y toda la práctica de la meditación y la posmeditación va encaminada a desarraigarlas, ya que son las causantes del mal karma y, por tanto, del sufrimiento. Podríamos decir que ellas son el famoso Samsara.
Nuestra verdadera esencia, la naturaleza de ,buda, es como el sol resplandeciente que siempre está ahí, es la sabiduría primordial que todo lo abarca, luminosa, eterna, sin principio ni fin, amor y compasión infinitos; pero la desconocemos porque está temporalmente velada por la ignorancia primordial que nos hace experimentar la realidad de una forma dual: Tú y yo, el bien y el mal, arriba y abajo, etc. De esta noción ignorante surge un fuerte apego a una fabricación mental nuestra a la que llamamos yo, y para mantenerla y preservarla sentimos aversión hacia todo lo que la pueda amenazar, y atracción por todo lo que la alimente y engrandezca. Es de esta ignorancia, aversión y atracción de donde salen luego todas las demás emociones perturbadoras: envidia, celos, codicia, avaricia, orgullo, etc. En todas ellas hay miedo; no estamos muy seguros de qué es este yo, ni de donde viene ni adonde va.
Hay una gran inseguridad en nosotros. La cólera, por ejemplo, no es más que una reacción de miedo ante algo que nos amenaza o se interpone entre nosoros y lo que queremos. Por eso nos enfadamos y chillamos y hacemos a veces un despliegue de violencia. En el deseo también hay miedo implícito. Miedo de no alcanzar lo que creemos que nos dará la felicidad. Miedo de perderlo luego. En el orgullo y la envidia hay miedo también, aunque escondido bajo una máscara de autosuficiencia; es el miedo a no estar a la altura de las circunstancias, de ser menos que otros, de ser menospreciado. En la avaricia, esa incapacidad para dar y compartir, hay un miedo profundo a perder lo que nos da seguridad, a quedarnos sin nada, a sentirnos pobres.
Si queremos trabajar con estas emociones conflictivas que a veces se apoderan de nosotros, hemos de considerarlas como nubarrones que temporalmente oscurecen la luz del sol. No debemos identificarnos con ellas ni sentirlas como algo propio de nuestra personalidad. En primer lugar, hemos de aprender a reconocerlas. En cuanto nos sintamos infelices hemos de preguntarnos: ¿Qué me pasa? ¿Qué nubarrón está cruzando mi cielo sereno y soleado? Hay muchas variantes y combinaciones de emociones negativas, pero en general encontraremos que están las seis principales: la ira (con sus variantes de odio, resentimiento, enfado, impaciencia) el deseo, la estupidez, la envidia y los celos, la codicia y la avaricia, y el orgullo. Una vez tengamos la emoción clasificada, no hemos de seguirla y dejar que nos arrastre ni tampoco intentar reprimirla. Si nos dejamos llevar por ella, haremos daño a otros y además al actuar o hablar bajo su influencia, crearemos mal karma, que en el futuro se traducirá en sufrimiento. No solo esto , sino que reforzaremos la tendencia a seguir reaccionando de la misma manera en el futuro. Pero si, dándonos cuenta de que es nociva intentamos reprimirla, su energía acabará dañando nuestra salud física y mental. Entonces, ¿qué hacer con ella? Hemos de ser capaces de contemplarla como si fuéramos un observador, como si fuera una nube pasajera, como si no tuviera nada que ver con nosotros y así, al no alimentarla, se irá desvaneciendo por sí sola.
Aunque muchas veces no experimentemos ninguna emoción negativa, la tendencia sigue en nosotros y cuando se presente una circunstancia apropiada alguno de estos venenos mentales se manifestará. Necesitamos trabajar para desarraigarlas. La mejor manera es fomentando actitudes positivas que contrarresten y sean el antídoto para las negativas. El mejor antídoto para todas ellas es el amor verdadero, el que es ecuánime y no espera nada a cambio. La cólera o la envidia no pueden coexistir con el amor porque las primeras están basadas en un apego neurótico al yo, mientras que el segundo está basado en el desapego, en la generosidad que se olvida del yo. Otra actitud por ello muy positiva es la generosidad. Dar sin esperar recompensa de ningún tipo desarraiga las emociones negativas. La paciencia con comprensión es la mejor medicina para la cólera, el odio y el resentimiento.
El miedo y la inseguridad que hay en nosotros y que se manifiestan en forma de emociones negativas provienen de una falta de autoestima. Si sentimos deseo y codicia es porque creemos que ahí fuera existe algo que llenará ese vacío interior. Nos sentimos incompletos e imperfectos, carentes de cualidades. No hemos descubierto nuestros propios valores y los proyectamos al exterior pensando que están ahí fuera. Lo mismo con la envidia y el orgullo; constantemente nos comparamos con los demás, porque no estamos seguros de nuestras cualidades, pero no somos conscientes de esta falta de autoestima, o no queremos serlo, y pasamos nuestra vida disimulando y buscando algo que nos llene.
Para que haya autoestima debe haber amor hacia uno mismo. Creemos que nos amamos, pero no es así. Para amar es necesario conocer, comprender y aceptar. Si no hacemos esto con nosotros es imposible que sepamos hacerlo con los demas. No sabemos amarles ni comprenderles porque no sabemos amarnos ni comprendernos. Somos la persona más cercana y más preciada para nosotros y por ello hemos de iniciar un trabajo profundo de autoconocimiento, que pueda llevarnos un día a la autoestima superior cuando lleguemos a experimentar nuestra esencia perfecta. Hasta entonces hemos de ir trabajando en este sentido. Una de las actitudes positivas que más potencian la autoestima es la generosidad, practicada en todos los múltiples aspectos de la vida y sin esperar nada a cambio. Hemos de empezar siendo generosos con nosotros, comprendiéndonos y perdonándonos, dándonos lo que necesitamos y así seremos capaces de ser generosos con los demás.
Si aumenta la autoestima las emociones negativas disminuyen. La práctica del Dharma en todos sus aspectos, especialmente el de la meditación, será nuestra mejor ayuda para conocernos, amarnos y transformar nuestras emociones negativas en amor hacia todos los seres.
Un altar para la Iluminación
Un altar para la Iluminación
Dalai Lama.
Viena 1993.
A veces podemos asombrarnos al ver montones de ofrendas de luces, flores, incienso, agua, y comida en los templos budistas, o sorprendernos del dinero que se entrega para construir stupas y similares. Nuestra primera reacción puede ser preguntarnos: “¿De qué le sirve todo esto al Buda? ¿Qué hay detrás de todo esto?”
Hemos de ver que son sólo maneras de contrarrestar nuestra tendencia habitual a desviarlo todo en nuestro propio beneficio. Hasta ahora, nuestra única preocupación ha sido satisfacer nuestro ego, protegerlo, y con este fin hemos tratado siempre de acaparar todo aquello que consideramos agradable, placentero o una fuente de felicidad. Esto es lo que nos ha conducido a este estado de sufrimiento e ignorancia en el que nos encontramos. Y lo mismo es aplicable a todos los seres vivientes.
Hemos de librarnos de esa tendencia y la manera mejor de hacerlo es desarrollar una tendencia en la dirección opuesta, una que nos haga inclinarnos hacia la generosidad, el altruismo y el compartir, en oposición a la codicia, el apego y la posesividad. Por esto utilizamos al Buda como soporte, para que nos ayude en nuestros actos de generosidad. Por esto levantamos altares, construimos stupas y otros apoyos que actúan como un punto focal para nuestra transformación interna.
Este acto de generosidad —para transformar nuestras tendencias basadas en el ego y sobre todo, la codicia y posesividad— va acompañada de un acto de confianza. Hacemos la ofrenda porque reconocemos la grandeza, la superioridad de Iluminación. Cada ofrenda es al mismo tiempo un acto de apertura, de entrega, y de generosidad. Nos lleva en una dirección que nos liberará de nuestro apego egoico y con seguridad nos conducirá a la Iluminación.
De modo que el hacer ofrendas es una práctica muy importante, tanto si se realiza de forma muy simple como de una manera más elaborada. El elemento más importante es la intención o motivación subyacente que acompaña al propio acto.
La ofrenda no es simplemente una acción; también es un estilo de vida, una actitud de totalidad, al igual que la codicia o el apego al ego. Cuando el apego al ego es el centro de nuestro comportamiento, esta tendencia habitual en nuestra mente inspirará todas nuestras acciones. Cuando somos egoístas y codiciosos, todas nuestras acciones se dirigen hacia nosotros. Para que la generosidad se convierta en nuestro estilo de vida, se ha integrar —en todos los aspectos— en nuestras actividades diarias. Todas nuestras acciones tienen que ser reconsideradas desde el punto de vista de la generosidad, no sólo cuando nos encontramos ante nuestro santuario.
Cuando la generosidad material se apoya en una ofrenda mental, se vuelve ilimitada. También podemos ofrecer a la Iluminación cualquier cosa que otros posean, de modo que en lugar de ver sólo las cosas desde nuestro punto de vista sintiéndonos celosos de lo que tienen los demás, podemos cultivar la generosidad y ofrecerla a la Iluminación. También podemos ofrecer a la Iluminación las cosas que no pertenecen a nadie en particular: el sol, la luna y la naturaleza. De esta manera, lo que es una fuente de apego se convierte en una ofrenda a la Iluminación. Nos encontramos en un universo de ofrendas en el que podemos evolucionar y transformar completamente nuestra actitud centrada en el ego, en una actitud totalmente dedicada a la Iluminación.
En nuestro hogar hemos de tener un altar dedicado a la Iluminación, un punto de apoyo y referencia para nuestras ofrendas y deseos. Éste será el lugar especial dónde podemos acudir a desarrollar esta nueva tendencia hacia la generosidad. También será donde expresemos todos nuestros deseos que nos llevarán en la dirección de la Iluminación. Será el apoyo para nuestra acumulación de mérito. El altar puede ser muy simple: quizá una sola fotografía o estatua, con algunas ofrendas tradicionales delante. Hemos de empezar cada día con un acto de generosidad y acompañarlo con deseos como el de refugio o la oración de desarrollo de la bodichita. Esto nos colocará en el estado mental adecuado para progresar a lo largo del camino de la Iluminación.
Los cuencos de ofrendas
¿Cuál es el significado de los siete cuencos tradicionales y sus ofrendas? A través de las experiencias sensoriales de vista, olfato, etc... nos hemos apegado desde tiempos inmemoriales a muchas cosas y hemos acumulado muchas acciones negativas al perseguir esos apegos. Ahora que nos hemos dado cuenta de lo dependientes que somos y de lo poco hábiles que hemos sido por culpa de ello, decidimos actuar contra esto a través de ofrendas por las experiencias sensoriales.
Para que esta clase de neutralización sea efectiva tenemos que hacer algo física y mentalmente. Por eso ofrecemos incienso, agua, lámparas de aceite, etc. Debemos ser conscientes de que nuestras acciones, desde siempre, motivadas por los apegos sensoriales han acumulado mucho karma negativo que ahora gobierna nuestras actitudes y acciones. Por esto debemos esforzarnos constantemente para invertir esta tendencia y por este motivo tenemos que realizar ofrendas de manera habitual. Si realmente hacemos la ofrenda con nuestra mente unificada por completo con lo que estamos haciendo físicamente, dicha ofrenda tendrá bastante poder para purificar esas tendencias negativas y aumentar las positivas al crear mérito.
Sabemos que actuando de una cierta manera hemos creado karma negativo, y ahora actuando de manera diferente podemos aumentar el karma positivo hasta alcanzar el punto en el que lo previamente acumulado sea purificado por completo. Todo depende de la mente, de manera que es muy importante cambiar nuestra actitud y manera de pensar, pues todo el karma negativo se crea primero en la mente como consecuencia de las tendencias negativas que subyacen a nuestro comportamiento. Pero puesto que la mente está detrás de todo, cuando realmente decidimos cambiar la dirección de nuestra mente y desarrollarla en un sentido más positivo, podemos tener la seguridad de que todas nuestras expresiones corporales y verbales serán también positivas pues la mente es esencial en la creación de karma.
No hemos de hacer ofrendas porque los Lama, o las Tres Joyas, o las Deidades de la Meditación tengan hambre o sed; no hay lugar para este tipo de pensamiento dualista. Cuando ofrecemos un torma, no hay ninguna intención calculada detrás: “Si ofrezco esta torma podré pedir a cambio esto o aquello, y mis deseos se cumplirán. Puedo establecer un pacto con las deidades, o con las Tres Joyas para obtener todo lo que quiero”. No funciona así. Todo es creado por la mente, de modo que cuando oramos para ver cumplidos nuestros deseos, para que alcancemos todo lo bueno y que todo lo malo sea eliminado, no estamos pidiendo a nadie que lo haga; es simplemente la mente. La deidad a la cual oramos o hacemos nuestras peticiones forma parte también de nuestra propia mente y no debemos pensar en ella como en algo diferente.
Es mediante el poder de la mente que hacemos que las cosas sucedan de una determinada manera. Es la mente viéndoselas con la mente. Implica alguna clase de convicción: formulando deseos y orando, se desarrollará una mente positiva y, como resultado, sucederán cosas positivas al verse superada la mente negativa y con ella los resultados negativos.
Devoción y ofrenda
Lo más importante es la actitud que acompaña al gesto de ofrecer; eso es lo que provoca la acumulación de mérito y determina si éste se convierte en infinito e inconcebible, o no. Por lo tanto, cada acto de generosidad debe ir acompañado de una actitud que esté libre de interés en uno mismo y al mismo tiempo que sea infinita, lo cual implica que no estamos limitando esa ofrenda exclusivamente a la acción material. Esto es importante porque si nuestra mente limita la ofrenda, nuestra ofrenda será limitada.
Ofrecer es algo que sucede en los tres niveles: corporal, verbal y mental. Realizando la ofrenda a estos tres niveles los purificamos todos. Las acciones corporales —sean movimientos físicos reales de generosidad, o los movimientos de una práctica ritual que incluya la generosidad— serán el soporte del desarrollo de nuestra actitud mental de generosidad. Mediante la palabra —en el caso de un ritual por ejemplo— expresamos nuestras intenciones, reconocemos las cualidades de la Iluminación y aspiramos a alcanzarla mediante el ofrecimiento de todas nuestras posesiones, de todo aquello que es objeto de nuestro apego. A través de la mente, desarrollamos confianza, devoción y convicción en las cualidades de la Iluminación. También utilizamos nuestra mente para multiplicar nuestras ofrendas materiales hasta el infinito.
Nuestra ofrenda es, por consiguiente, completa; algo que sucede simultáneamente en los niveles de cuerpo, palabra y mente, y posibilita que tenga lugar una verdadera purificación en los tres niveles de nuestro ser.
Una vez, alguien le ofreció una flor a Shakyamuni, con una mente unificada y llena de confianza y devoción, multiplicando mentalmente la ofrenda hasta el infinito. El Buda respondió diciendo que debido a que aquella persona en el momento de la ofrenda había reconocido las cualidades de la Iluminación, aspirando a alcanzarla, y había considerado el acto de ofrecer la flor como el símbolo de la renuncia a todos los apegos, la ofrenda había servido para sembrar la semilla de la Iluminación en su mente.
Esto nos muestra lo importante que es prestar atención a la actitud correcta de la mente asegurándonos que acompaña todos nuestros actos de generosidad. Cuando hacemos las ofrendas, nuestra mente debe estar llena de confianza y devoción. Hemos de considerar que el Buda está realmente presente ante nosotros mientras realizamos la ofrenda, y es esta devoción la que convierte nuestra acción en una que acumulará mucho mérito. Si nuestra mente está llena de confianza y devoción mientras —confiados y entregándonos— se lo ofrecemos todo —materialmente y en nuestra imaginación— a la Iluminación, en ese mismo instante todo apego e ignorancia desaparecen y la acumulación de mérito es inestimable. Sin esta actitud mental podemos ser exteriormente generosos y realizar grandes ofrendas materiales, pero simplemente seremos como niños jugando a ser tenderos o conduciendo automóviles de juguete por los castillos de arena que hemos construido, creyendo que todo ello es real.
Hemos de comprender que aunque las ofrendas son a los Iluminados, eso no quiere decir que les vaya a ayudar, sino más bien a nosotros. No debemos pensar que puesto que el Buda no tiene donde vivir, tenemos que construirle un altar en casa de manera que pueda dormir en alguna parte, ni que tengamos que ofrecerle arroz y agua en pequeños cuencos o bizcochos en platitos para calmarle el hambre o la sed. ¡Vaya tontería!
Hemos de darnos cuenta de que dedicarle un altar y hacerle ofrendas con regularidad nos sirve, por una parte, para hacernos recordar la Iluminación y sus cualidades y desarrollar en nosotros confianza y devoción hacia él; y por otra, nos ayuda a liberarnos de nuestra ávida codicia —la tendencia de tratar de obtener siempre lo mejor para nosotros—. De forma generosa y devota ofrecemos lo mejor y nos libramos de este egocentrismo que intenta acapararlo todo para uno mismo.
Si la ofrenda se realiza en un marco mental en el que reina la devoción, la confianza y el respeto, al mismo tiempo que la comprensión de que ésta es la manera de librarnos de nuestras arraigadas tendencias de codicia y posesividad, entonces es eficaz. Acumulamos mérito y las tendencias desaparecen. Si no lo hacemos así, levantar un altar y llenar los cuencos cada mañana son nada más que las acciones de un niño jugando a celebrar fiestas.
Practicar sin la motivación basada en el ego
Lama Guendun Rinpoche
Uno de los defectos principales de un practicante es pensar: “Yo soy el que practica, de modo que “yo” seré el que realizará esto y lo otro a través de mi práctica". Mientras creamos que somos los que practicamos y que cualquier resultado que obtengamos se deberá a que hicimos el esfuerzo necesario, estaremos completamente equivocados. De esta actitud no obtendremos nada más que un mayor apego al ego y una mayor arrogancia.
Deberíamos pensar justamente lo opuesto: todo lo que emerge a través de nuestra práctica es gracias al Dharma. Todas las cualidades que aparecen lo hacen sólo a través el Dharma. Únicamente gracias a la calidad, el poder y la pureza del propio Dharma, puede cambiar algo en nosotros. Ésta es la manera en que todos los grandes bodisatvas han practicado. No hay nada que proceda del individuo; todo surge debido a la calidad de la enseñanza. Ha través de su relación con el Dharma, un practicante ordinario puede transformarse y convertirse en un gran bodisatva. Ninguna de las cualidades que surgen en un gran bodisatva tiene que ver con la persona individual. Son las mismas cualidades que se encuentran en todos los bodisatvas, porque proceden del mismo Dharma expresando las cualidades de la enseñanza misma.
Debemos sentirnos contentos y pensar: “He decidido definitivamente practicar el Dharma; no hay nada que me interese más en esta vida. Quiero dedicarle mi vida por completo. Todo lo que obtenga a través de mi práctica se lo debo al Dharma; no tiene nada que ver conmigo. No voy a enorgullecerme de los resultados como si fueran míos". Cuando nos entregamos de esta manera y simplemente practicamos el Dharma sin especular sobre el resultado, nos abandonamos completamente a la práctica. No esperamos nada de ella. Abandonamos todo apego a las experiencias y resultados de la misma y nos comprometemos a la actividad del Dharma. De esta manera pueden desarrollarse las verdaderas experiencias y realizaciones.
Pero primero debemos abandonar por completo este sentimiento de: “Soy yo el que estoy practicando; soy yo el que estoy obteniendo resultados", en el que siempre lo atribuimos todo al “yo”. Si no lo hacemos así simplemente estaremos alimentando el ego, lo cual revela una falta de confianza en la enseñanza. Si tenemos una confianza completa en el Dharma, abandonaremos todo sentimiento de “yo”. Simplemente practicaremos y entonces el Dharma empezará a trabajar y tendrá lugar la verdadera transformación. Ésta es la única forma de desarrollo de toda experiencia y realización.
De esta manera podemos medir el progreso en nuestra práctica. Si pensamos: “Yo he estado practicando y “yo” he realizado...", entonces el único resultado de nuestra práctica es que nuestro sentimiento de “yo” se irá volviendo más y más preponderante, de manera que nuestra práctica será completamente errónea puesto que el propósito del Dharma es reducir la influencia del ego. Pero si pensamos: “No soy un buen practicante, no poseo las verdaderas cualidades", eso muestra que nuestro sentimiento del "yo” está debilitándose y haciéndose más sutil y que estamos volviéndonos genuinos practicantes. Un verdadero practicante del Dharma es alguien que constantemente está dejando de lado su propio beneficio y la preocupación por sí mismo.
¿El día mas bello? Hoy
¿El obstáculo mas grande? El miedo
¿La raíz de todos los males? El egoism
¿La peor derrota? El desaliento
¿La primera necesidad? Comunicarse
¿El misterio mas grande? La muerte
¿La persona mas peligrosa? La mentirosa
¿El regalo mas bello? El perdón
¿La ruta mas rápida? El camino correcto
¿El resguardo mas eficaz? La sonrisa
¿La mayor satisfacción? El deber cumplido
¿Las personas mas necesitadas? Los padres
¿ La cosa mas fácil? Equivocarse
¿El error mayor? Abandonarse
¿La distracción mas bella? El trabajo
¿Los mejores profesores? Los niños
¿Lo que mas hace feliz? Ser util a los demás
¿El peor defecto? El malhumor
¿El sentimiento mas ruin? El rencor
¿Lo mas imprescindible? El hogar
¿La sensación mas grata? La paz interior
¿El mejor remedio? El optimismo
¿La fuerza mas potente del mundo? La fe
¿La cosa mas bellas de todo? El Amor
EL TÍBET:Un genocidio que continúa.
EL TÍBET:Un genocidio que continúa
Por: Richard Gere.Articulo publicado en la revista Buddhism Today.
En nombre de la denominada "Liberación Pacífica del Tíbet", la RPC llevó a cabo hasta 1990, un genocidio de un millón doscientos mil tibetanos, casi el 20% de la población tibetana. De los 6.254 monasterios, apenas catorce fueron conservados, otros cuatro se transformaron en presidios. Monjas y monjes fueron obligados a tener relaciones sexuales en público. Miles de tibetanos fueron enviados a campos de trabajo forzoso. Locales sagrados fueron convertidos en establos y almacenes de grano. Rocas inscritas con mantras sagrados fueron utilizados para la construcción de urinarios públicos. Bibliotecas con manuscritos centenarios fueron incendiados. Muchos eremitas fueron torturados, insultados y ridiculizados públicamente.
El Tíbet, además de ser riquísimo en minerales, tiene una gran importancia económica, geopolítica y estratégico - militar así, un 25% de los misiles intercontinentales de cabezas múltiples de la RPC están ubicados en suelo tibetano. El ecosistema tibetano, a pesar de ser muy rico, es extremadamente frágil; cerca del 80% de las florestas tibetanas han sido destruidas debido a la tala indiscriminada para la obtención de madera que es exportada de la zona hacia otras regiones chinas. Diversas especies corren e riesgo de extinción. Además ciertas regiones están siendo utilizadas como vertederos nucleares.
La falta de Derechos Humanos
Actualmente 16 artículos de la Declaración Universal de los Derechos Humanos están siendo violados en la eufemísticamente llamada "Región Autónoma del Tíbet". Los soldados están por todas partes. Los tibetanos son discriminados en todos los aspectos y no poseen las libertades fundamentales. Quien se manifiesta contra la dictadura comunista es duramente castigado. Quien posee una foto de SS. el Dalai Lama, una bandera tibetana o, cualquier material pro Tíbet es encarcelado de forma inmediata. El simple hecho de hablar con un extranjero puede ser motivo de encarcelación y represalia a sus familias.
El gobierno chino a encontrado la "solución final" para el Tíbet: La transferencia de chinos a la región o la deportación de tibetanos a otras regiones de China (donde son discriminados y marginados), así como abortos o esterilizaciones dirigidas a mujeres tibetanas. Los impuesto chinos arruinan a las familias tibetanas pobres o nómadas y dejan escasos medios de supervivencia al resto. Los pequeños negocios, hoteles, cines, restaurantes, etc., están en manos chinas. Los rótulos de todos los establecimientos están escritos en grandes caracteres chinos y, debajo en grafía mucho menor en tibetano. La lengua oficial es el chino. Los chinos mandan a los niños tibetanos a otras regiones de China, donde son educados a los "modos chinos".
Áreas tibetanas como Lhassa están siendo demolidas y sustituidas por edificaciones menores y más reducidas, siendo el espacio ganado empleado en actividades y/o usos chinos. El área al pié del Palacio del Pótala ha sido completamente arrasada, creándose un nuevo espacio abierto semejante a la Plaza de la Paz Celestial de Pekín.
En la región no existen medios de comunicación independientes. La televisión es algo extremadamente limitado y rígidamente controlado por las autoridades de la RPC. Los periodistas extranjeros no son bien recibidos y normalmente son expulsados. Solamente La Voz de América y Radio Asia Libre transmiten informaciones de forma realista al Tíbet.
Algunas de las prácticas comunes llevadas a cabo por las autoridades chinas son:
• Violación del derecho a la libertad de religión.
• Violación del derecho a la libertad de expresión y opinión.
• Existencia de presos por causas políticas.
• Existencia de campos de trabajo forzoso para presos comunes y políticos.
• Arrestos indiscriminados y encarcelamiento sin juicio previo.
• Torturas sistemáticas a los presos.
• Discriminación racial y lingüística.
• Transferencias forzosas de población tanto de tibetanos al resto de China, como de chinos al Tíbet.
• Casos de privación de la educación a niños tibetanos, con expulsión de los mismos de los colegios, o bien el que sean educados fuera del Tíbet a "los modos chinos"
• Control de natalidad o esterilización de mujeres tibetanas.
La represión religiosa
A pesar de que las autoridades chinas aprovechan cualquier oportunidad para repetir que "China siempre ha respetado la libertad religiosa del Tíbet", lo cierto es que el 24 de marzo de 1995, fue anunciado un decreto para restringir el número de monjes que cada monasterio puede tener así como disminuyendo la cantidad de los donativos destinados a los templos. La construcción de nuevos monasterios debe ser autorizada por las autoridades bajo la alegación de que "los monasterios deberán estar en manos de monjes patriotas y respetuosos con la ley".
Además, en cada monasterio existe un pequeño grupo de inspectores chinos residentes que controlan y "supervisan" las actividades de los templos. Todo joven menor de 15 que pretenda entrar en un monasterio es rechazado, (cuando antes se podía ingresar con sólo seis años). Cientos de monjes han sido encarcelados por no retirar la fotografía del Dalai Lama de sus altares. Cuando finalmente son excarcelados, tras innumerables sufrimientos, son expulsados de su monasterio y exiliados a sus aldeas natales.
En febrero de 1996 una directiva del Partido Comunista Chino ordena el cierre de todo monasterio culpable "de actividades políticas", no definidas en dicha directiva. También se apremia al cambio de todos los dirigentes actuales de todas las instituciones religiosas por la de personas "patrióticas". A partir del mes de abril de ese año, los dirigentes chinos afirman que la postura religiosa del Dalai Lama es "herética", a la vez que una directiva del 5 de abril prohibe la posesión o exhibición de la foto del Dalai Lama.
En mayo de ese año las autoridades empiezan a imponer esta nueva directiva en Ganden, con una clara oposición de los monjes. Un funcionario es agredido, interviene el ejército y provocan una tragedia: diez monjes mueren, cinco resultan heridos y unos sesenta son arrestados. A la vez, se informaba que el monasterio se cerraría hasta el 15 de octubre.
Las autoridades chinas también recurren a los denominados "equipos de trabajo", un grupo especial de funcionarios chinos encargados de la reeducación de los monjes tibetanos. Estos "equipos" herencia de la represión maoísta y poco utilizados después de la muerte del "Gran Timonel", son un grupo de funcionarios laicos tibetanos sin ninguna competencia en especial, y cuyo fin principal es la de que los monjes repudien al Dalai Lama. Estos funcionarios deben hacer que los monjes firmen una declaración de cinco puntos:
1.- Rechazar al Dalai Lama como lider espiritual.
2.- Aceptar como Panchen Lama al niño nombrado por Pekín.
3.- Reconocer que el Tíbet ha sido siempre una parte de China.
4.- Prometer el que no se realizaran nunca actividades "separatistas".
5.- Renunciar a la independencia del Tíbet.
Los "reeducadores" también suelen incluir un sexto punto que ellos consideran de gran importancia: el de no escuchar nunca las emisiones en lengua tibetana de La Voz de América. Quienes se niegan a firmar o protestas son encarcelados. Esta reeducación suele llevarse a cabo tres veces por semana, en sesiones de cuatro horas de duración cada una, en pequeños grupos y con especial dedicación a los monjes de menos de 18 años, y con el "apoyo" de cuatro fascículos de 80 a 120 páginas cada uno (historia, religión, derecho y "separatismo").
El caso del Panchen Lama
El Panchen Lama o "Gran Sabio", es el título otorgado por SS.SS. el Quinto Dalai Lama "El Grande", al abad del monasterio de Tashilhunpo. Para los tibetanos, los Panchen Lama son las emanaciones del Buda Amitabha, el Buda de la Infinita Luz. y ejercen la segunda dirección religiosa después de los Dalai Lama. Los Panchen Lama no poseen responsabilidades políticas, aunque son los encargados de dirigir la búsqueda de los nuevo Dalai Lama.
El 14 de mayo de 1995, después de seis años de buscas y consultas, SS.SS. el Dalai Lama anunció el hallazgo del nuevo Panchen Lama: Gedhun Choekyi Nyima; nacido el 25 de abril de 1989, en la localidad de Lhari (Tíbet) en el seno de una familia pobre. El nuevo Panchen Lama pasó todas las pruebas a las que se le sometió para su verificación como la Undécima reencarnación del Panchen Lama. Así mismo, tuvo el reconocimiento del oráculo oficial tibetano, consultado a tal efecto, en un minucioso proceso conocido como "las tres súplicas a las Tres Joyas Infalibles".
El 12 de julio de 1995 el monasterio de Tashilhunpo fue invadido por la policía. Cerca de 50 monjes, incluyendo al lama Chadrel Rinpoche (el abad del monasterio y que a la vez había liderado la comisión de búsqueda del Panchen Lama), fueron encarcelados y torturados, aunque lo peor ya había pasado...
El 17 de mayo de ese año, Gedhun y sus padres desaparecieron. Durante una año el gobierno chino no quiso dar ninguna información sobre el paradero del niño y de sus padres. En 28 de mayo de 1996, la agencia oficial de noticias chinas Xinhua anunció que Gedhun estaba "bajo protección del gobierno a petición de sus padres, debido al riesgo de ser secuestrado por separatistas". En realidad el 17 de mayo del 95 un grupo especial del ejército chino, en una operación sorpresa y con aterrizaje de numerosos helicópteros en la aldea, consiguieron secuestrar al pequeño lama y trasladarle a un lugar desconocido dentro del territorio chino.
El 29 de noviembre de 1996 el gobierno chino anuló el nombramiento del Panchen Lama realizada por SS.SS. el Dalai Lama, a la vez que anunciaba su propio nombramiento al cargo de Panchen Lama en la persona de Gyaltsen Norbu, casualmente, hijo de un miembro del Partido Comunista Chino.
En la actualidad Chadrel Rinpoche está encarcelado y Gedhun Choekyi Nyima es el prisionero político más joven del mundo.
Prácticas de tortura
Actualmente hay cerca de 1.100 prisioneros políticos en el Tíbet, incluyendo al Panchen Lama. Según Amnistía Internacional, muchos de esos prisioneros políticos (incluyendo decenas de prisioneros de conciencia), fueron encarcelados sin acusación o juicio previo. Esta práctica obedece al denominado por los chinos Xian pan hou shen (primero el veredicto, luego el juicio). Relatos contrastados indican que los presos han sido sistemáticamente interrogados, torturados y maltratados.
La cultura tibetana está ahora mejor preservada "fuera" que "dentro" del Tíbet. Según un informe de la Comisión Internacional de Juristas, en el interior del Tíbet los chinos han llevado a cabo un genocidio cultural y humano en masa.
El Dalai Lama y su liderazgo
A pesar de todo esto, el Dalai Lama no ha perdido ni su esperanza ni su determinación de conseguir justicia para su gente. Durante más de 40 años ha luchado con este gigante -China-, no con ira, sino con compasión, de un modo no violento, armado sólo con la verdad. Su estrategia ha sido atraer la atención mundial hacia la crisis tibetana en la creencia de que la justicia de su causa provocará los cambios en la política china hacia el Tíbet.
Mucho antes de los sucesos de la plaza de Tiananmen, el ejército chino disparó repetidas veces sobre las manifestantes tibetanos desarmados. Después de uno de estos brutales ataques, en marzo de 1989, donde cientos de tibetanos murieron, la ley marcial fue proclamada en Lhassa, unos tres meses antes del suceso de Tiananmen. Sin embargo, incluso durante la tragedia de Tiananmen, los boletines informativos y los políticos raramente mencionan el Tíbet. Aunque el Tíbet es aproximadamente del tamaño de la Unión Europea, el mundo no ha hecho caso del sufrimiento que ha tenido lugar allí. Muchos líderes políticos de muchos países siguen siendo reacios a entrevistarse en público con el Dalai Lama, por miedo a disgustar al gobierno chino.
Los tibetanos de dentro y fuera del Tíbet han considerado por largo tiempo al Dalai Lama como su líder y como la personificación de sus esperanzas de supervivencia como pueblo. Debido a su extraordinaria firmeza de carácter y defensa de los valores humanos básicos, independientemente de una política particular o una ideología religiosa, ahora emerge no sólo como líder del pueblo tibetano, sino como figura mundial.
Durante los últimos años, ha trabajado incansablemente para reformar las actitudes en pro de una mejor sociedad, fomentando la importancia de la bondad y la compasión así como la comprensión de nuestra común humanidad como base del diálogo en la resolución de los conflictos personales y políticos.
Su propuesta para el futuro del Tíbet y del conjunto de la humanidad viene perfectamente sintetizada en el discurso que pronunció, en 1989, cuando recibió el Premio Nobel de la Paz. Su vigencia, su transcendencia y su necesidad siguen plenamente justificados.
Acerca de la Bodhichita.
Bodhichita
por Venerable Geshe Kelsang Gyatso.
En este contexto, el buen corazón por excelencia es la bodhichita. En sánscrito, bodhi significa ‘iluminación’, y chita, ‘mente’; por lo tanto, la palabra bodhichita significa literalmente ‘mente de la iluminación’, y se define como «la mente que, motivada por compasión hacia todos los seres sintientes, desea de manera espontánea alcanzar la iluminación».
La bodhichita nace de la gran compasión, que a su vez surge del amor que estima a los demás.
Este amor se puede comparar con un campo, la compasión, con las semillas, tomar y dar, con el abono, y la bodhichita, con la cosecha.
El amor que estima a los demás que se adquiere con la práctica de cambiarnos por los demás es más profundo que el cultivado con otros métodos y, por lo tanto, la compasión y la bodhichita resultantes son también más profundas.
Si no tenemos gran compasión, el deseo espontáneo de proteger a todos los seres sintientes del sufrimiento, no podemos generar la bodhichita; pero con gran compasión, sobre todo la que se genera con la práctica de cambiarse uno por los demás, la bodhichita surgirá de manera natural. La intensidad de nuestra bodhichita depende por completo de la de nuestra gran compasión.
De todas las realizaciones de Dharma, la bodhichita es la suprema. Esta mente compasiva constituye la esencia misma del Budadharma. Si generamos la mente de bodhichita, aumentarán nuestras virtudes, solucionaremos nuestros problemas, colmaremos los deseos de los demás y adquiriremos la capacidad de ayudarlos del modo más apropiado.
La bodhichita es nuestro mejor amigo y la cualidad más elevada. Por lo general, consideramos que aquellos que son amables y bondadosos con sus amigos, cuidan de sus padres y practican la generosidad, son buenas personas; pero, ¡cuánto más merecedor de alabanzas es aquel que dedica su vida a aliviar el sufrimiento de todos los seres sintientes!
No tengo nada de visionario. No tengo ninguna pretensión de santidad. Soy un ser terrenal y con los pies en la tierra. Me siento inclinado a las mismas debilidades que ustedes. Pero he visto el mundo. He vivido con los ojos bien abiertos. He atravesado las pruebas más duras que pueden sacudir a un hombre. Y eso es lo que me ha formado.
Ahimsa es imposible sin caridad; no sucede, salvo que se esté embebido de caridad. Sólo quien se siente uno con su oponente puede recibir sus golpes como si fueran flores. Inclusive ese hombre, si Dios lo favorece, puede realizar la obra de mil. Eso requiere energía del alma -coraje moral- de la especie más elevada.
De un mal nace, muchas veces, un bien. Pero esto depende de Dios, no del hombre. El hombre tiene que saber sencillamente que el mal viene del mal. Lo mismo que el bien, por su parte, se explica por el bien. La lección que hay que sacar de esta tragedia de la bomba atómica es que no nos libraremos de su amenaza fabricando otras bombas todavía más destructoras, puesto que la violencia no es capaz de hacer desaparecer la violencia. La humanidad no puede librarse de la violencia más que por medio de la no violencia. Sólo el amor es capaz de vencer al odio. Responder al odio con el odio equivale a agravar más todavía sus efectos.
No pretendo ni mucho menos haber sido el origen de una nueva doctrina. Lo único que he querido ha sido aplicar, a mi manera, unos principios de valor eterno para los problemas de nuestra vida cotidiana... Mis opiniones y conclusiones no son definitivas. Puede aportárseles cualquier modificación, de un día para otro. No tengo nada nuevo que enseñar al mundo. La verdad y la no violencia carecen de edad. He intentado simplemente poner en práctica, con unos cuantos procedimientos experimentales, esas virtudes, a una escala tan amplia como me ha sido posible.
Apuntes de Mahatma Gandhi.
La vida es una aspiración. Nos impulsa a buscar la perfección, con todas nuestras fuerzas. Nuestras debilidades y limitaciones no nos autorizan a rebajar ese ideal. El que liga su destino con la ahimsa, ley del amor, ayuda a vencer las fuerzas de la destrucción y a hacer progresar las fuerzas de la vida y del amor. Por el contrario, quien sólo sueña con la violencia, deja sueltas todas las energías maléficas que siembran la muerte y el odio.
Conozco el sendero. Es estrecho y sin rodeos, como el filo de una espada. Me lleno de gozo cada vez que avanzo por él y me agobio cuando doy un paso en falso. Según la palabra de Dios, "quien lucha sin descanso tendrá la vida eterna". Tengo fe implícita en esta promesa. Es verdad que he caído mil veces por culpa de mi debilidad, pero sigo manteniendo la esperanza de ver la luz, el día en que la carne quede perfectamente rendida.
domingo, 28 de marzo de 2010
Renuncia
La renuncia no es el deseo de abandonar la familia, los amigos, el trabajo, el hogar, etcétera, para convertirnos en un mendigo, sino la mente que busca la liberación de los renacimientos contaminados y cuya función es eliminar el apego a los placeres mundanos.
Debemos aprender a eliminar el apego con la práctica de la renuncia o de lo contrario se convertirá en un gran obstáculo para nuestro adiestramiento espiritual. Al igual que un pájaro no puede volar con piedras atadas a las patas, nosotros tampoco podemos progresar en el camino espiritual amarrados por las cadenas del apego.
Ahora es el momento de practicar la renuncia, antes de que nos sorprenda la muerte. Debemos reducir nuestro apego a los placeres mundanos comprendiendo que son engañosos y no nos proporcionan verdadera satisfacción. En realidad, solo nos causan sufrimiento.
Puesto que esta vida humana con todas sus dificultades nos ofrece la gran oportunidad de mejorar nuestra renuncia y compasión, no debemos desperdiciarla.
La realización de la renuncia es la puerta del camino espiritual que nos conduce a la liberación o nirvana. Sin ella no es posible entrar en este camino y mucho menos recorrerlo.
Para generar y aumentar nuestra renuncia, debemos reflexionar una y otra vez del siguiente modo:
Debido a que mi consciencia no tiene principio, he renacido innumerables veces en el samsara. He tenido infinidad de cuerpos; si los amontonara, cubrirían todo el mundo, y si recogiera su sangre y demás fluidos, formarían un gran océano. He sufrido tanto en mis vidas pasadas que con las lágrimas que he derramado podría formarse otro océano.
En cada una de mis vidas he experimentado los sufrimientos producidos por las enfermedades, el envejecimiento, la muerte, tener que separarme de los seres queridos y no poder satisfacer mis deseos. Si no alcanzo ahora la liberación permanente del sufrimiento, tendré que experimentar de nuevo estos sufrimientos en incontables vidas futuras.
Contemplamos estos razonamientos hasta que desde lo más profundo de nuestro corazón decidamos abandonar el apego a los placeres del samsara y alcanzar la liberación permanente de los renacimientos contaminados. Si ponemos en práctica esta determinación, podremos controlar el apego y solucionar nuestros problemas diarios.
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