Una y otra vez será necesario que te retires entre
montañas profundas y valles ocultos para restablecer
tu lazo con la fuente de vida. Inspira y déjate elevar a
los confines del universo; espira y deja al cosmos
regresar dentro de ti. Luego aspira toda la fecundidad
y vitalidad de la tierra. Por último, combina el aliento
del cielo y el aliento de la tierra con el tuyo propio,
transformándote en el Aliento mismo de la Vida.
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