Contempla las obras de este mundo, escucha las
palabras del sabio y toma todo lo que es bueno como
propio. Con esto como base, abre tu propia puerta a la
verdad. No desprecies la verdad que está justo ante ti.
Observa cómo fluye el agua en el arroyo de un valle,
suave y libremente entre las rocas. Aprende también
de los libros sagrados y de la gente sabia. Cada cosa -
incluyendo ríos y montañas, plantas y árboles -
debería ser tu maestro.
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