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lunes, 29 de marzo de 2010
EL TÍBET:Un genocidio que continúa.
EL TÍBET:Un genocidio que continúa
Por: Richard Gere.Articulo publicado en la revista Buddhism Today.
En nombre de la denominada "Liberación Pacífica del Tíbet", la RPC llevó a cabo hasta 1990, un genocidio de un millón doscientos mil tibetanos, casi el 20% de la población tibetana. De los 6.254 monasterios, apenas catorce fueron conservados, otros cuatro se transformaron en presidios. Monjas y monjes fueron obligados a tener relaciones sexuales en público. Miles de tibetanos fueron enviados a campos de trabajo forzoso. Locales sagrados fueron convertidos en establos y almacenes de grano. Rocas inscritas con mantras sagrados fueron utilizados para la construcción de urinarios públicos. Bibliotecas con manuscritos centenarios fueron incendiados. Muchos eremitas fueron torturados, insultados y ridiculizados públicamente.
El Tíbet, además de ser riquísimo en minerales, tiene una gran importancia económica, geopolítica y estratégico - militar así, un 25% de los misiles intercontinentales de cabezas múltiples de la RPC están ubicados en suelo tibetano. El ecosistema tibetano, a pesar de ser muy rico, es extremadamente frágil; cerca del 80% de las florestas tibetanas han sido destruidas debido a la tala indiscriminada para la obtención de madera que es exportada de la zona hacia otras regiones chinas. Diversas especies corren e riesgo de extinción. Además ciertas regiones están siendo utilizadas como vertederos nucleares.
La falta de Derechos Humanos
Actualmente 16 artículos de la Declaración Universal de los Derechos Humanos están siendo violados en la eufemísticamente llamada "Región Autónoma del Tíbet". Los soldados están por todas partes. Los tibetanos son discriminados en todos los aspectos y no poseen las libertades fundamentales. Quien se manifiesta contra la dictadura comunista es duramente castigado. Quien posee una foto de SS. el Dalai Lama, una bandera tibetana o, cualquier material pro Tíbet es encarcelado de forma inmediata. El simple hecho de hablar con un extranjero puede ser motivo de encarcelación y represalia a sus familias.
El gobierno chino a encontrado la "solución final" para el Tíbet: La transferencia de chinos a la región o la deportación de tibetanos a otras regiones de China (donde son discriminados y marginados), así como abortos o esterilizaciones dirigidas a mujeres tibetanas. Los impuesto chinos arruinan a las familias tibetanas pobres o nómadas y dejan escasos medios de supervivencia al resto. Los pequeños negocios, hoteles, cines, restaurantes, etc., están en manos chinas. Los rótulos de todos los establecimientos están escritos en grandes caracteres chinos y, debajo en grafía mucho menor en tibetano. La lengua oficial es el chino. Los chinos mandan a los niños tibetanos a otras regiones de China, donde son educados a los "modos chinos".
Áreas tibetanas como Lhassa están siendo demolidas y sustituidas por edificaciones menores y más reducidas, siendo el espacio ganado empleado en actividades y/o usos chinos. El área al pié del Palacio del Pótala ha sido completamente arrasada, creándose un nuevo espacio abierto semejante a la Plaza de la Paz Celestial de Pekín.
En la región no existen medios de comunicación independientes. La televisión es algo extremadamente limitado y rígidamente controlado por las autoridades de la RPC. Los periodistas extranjeros no son bien recibidos y normalmente son expulsados. Solamente La Voz de América y Radio Asia Libre transmiten informaciones de forma realista al Tíbet.
Algunas de las prácticas comunes llevadas a cabo por las autoridades chinas son:
• Violación del derecho a la libertad de religión.
• Violación del derecho a la libertad de expresión y opinión.
• Existencia de presos por causas políticas.
• Existencia de campos de trabajo forzoso para presos comunes y políticos.
• Arrestos indiscriminados y encarcelamiento sin juicio previo.
• Torturas sistemáticas a los presos.
• Discriminación racial y lingüística.
• Transferencias forzosas de población tanto de tibetanos al resto de China, como de chinos al Tíbet.
• Casos de privación de la educación a niños tibetanos, con expulsión de los mismos de los colegios, o bien el que sean educados fuera del Tíbet a "los modos chinos"
• Control de natalidad o esterilización de mujeres tibetanas.
La represión religiosa
A pesar de que las autoridades chinas aprovechan cualquier oportunidad para repetir que "China siempre ha respetado la libertad religiosa del Tíbet", lo cierto es que el 24 de marzo de 1995, fue anunciado un decreto para restringir el número de monjes que cada monasterio puede tener así como disminuyendo la cantidad de los donativos destinados a los templos. La construcción de nuevos monasterios debe ser autorizada por las autoridades bajo la alegación de que "los monasterios deberán estar en manos de monjes patriotas y respetuosos con la ley".
Además, en cada monasterio existe un pequeño grupo de inspectores chinos residentes que controlan y "supervisan" las actividades de los templos. Todo joven menor de 15 que pretenda entrar en un monasterio es rechazado, (cuando antes se podía ingresar con sólo seis años). Cientos de monjes han sido encarcelados por no retirar la fotografía del Dalai Lama de sus altares. Cuando finalmente son excarcelados, tras innumerables sufrimientos, son expulsados de su monasterio y exiliados a sus aldeas natales.
En febrero de 1996 una directiva del Partido Comunista Chino ordena el cierre de todo monasterio culpable "de actividades políticas", no definidas en dicha directiva. También se apremia al cambio de todos los dirigentes actuales de todas las instituciones religiosas por la de personas "patrióticas". A partir del mes de abril de ese año, los dirigentes chinos afirman que la postura religiosa del Dalai Lama es "herética", a la vez que una directiva del 5 de abril prohibe la posesión o exhibición de la foto del Dalai Lama.
En mayo de ese año las autoridades empiezan a imponer esta nueva directiva en Ganden, con una clara oposición de los monjes. Un funcionario es agredido, interviene el ejército y provocan una tragedia: diez monjes mueren, cinco resultan heridos y unos sesenta son arrestados. A la vez, se informaba que el monasterio se cerraría hasta el 15 de octubre.
Las autoridades chinas también recurren a los denominados "equipos de trabajo", un grupo especial de funcionarios chinos encargados de la reeducación de los monjes tibetanos. Estos "equipos" herencia de la represión maoísta y poco utilizados después de la muerte del "Gran Timonel", son un grupo de funcionarios laicos tibetanos sin ninguna competencia en especial, y cuyo fin principal es la de que los monjes repudien al Dalai Lama. Estos funcionarios deben hacer que los monjes firmen una declaración de cinco puntos:
1.- Rechazar al Dalai Lama como lider espiritual.
2.- Aceptar como Panchen Lama al niño nombrado por Pekín.
3.- Reconocer que el Tíbet ha sido siempre una parte de China.
4.- Prometer el que no se realizaran nunca actividades "separatistas".
5.- Renunciar a la independencia del Tíbet.
Los "reeducadores" también suelen incluir un sexto punto que ellos consideran de gran importancia: el de no escuchar nunca las emisiones en lengua tibetana de La Voz de América. Quienes se niegan a firmar o protestas son encarcelados. Esta reeducación suele llevarse a cabo tres veces por semana, en sesiones de cuatro horas de duración cada una, en pequeños grupos y con especial dedicación a los monjes de menos de 18 años, y con el "apoyo" de cuatro fascículos de 80 a 120 páginas cada uno (historia, religión, derecho y "separatismo").
El caso del Panchen Lama
El Panchen Lama o "Gran Sabio", es el título otorgado por SS.SS. el Quinto Dalai Lama "El Grande", al abad del monasterio de Tashilhunpo. Para los tibetanos, los Panchen Lama son las emanaciones del Buda Amitabha, el Buda de la Infinita Luz. y ejercen la segunda dirección religiosa después de los Dalai Lama. Los Panchen Lama no poseen responsabilidades políticas, aunque son los encargados de dirigir la búsqueda de los nuevo Dalai Lama.
El 14 de mayo de 1995, después de seis años de buscas y consultas, SS.SS. el Dalai Lama anunció el hallazgo del nuevo Panchen Lama: Gedhun Choekyi Nyima; nacido el 25 de abril de 1989, en la localidad de Lhari (Tíbet) en el seno de una familia pobre. El nuevo Panchen Lama pasó todas las pruebas a las que se le sometió para su verificación como la Undécima reencarnación del Panchen Lama. Así mismo, tuvo el reconocimiento del oráculo oficial tibetano, consultado a tal efecto, en un minucioso proceso conocido como "las tres súplicas a las Tres Joyas Infalibles".
El 12 de julio de 1995 el monasterio de Tashilhunpo fue invadido por la policía. Cerca de 50 monjes, incluyendo al lama Chadrel Rinpoche (el abad del monasterio y que a la vez había liderado la comisión de búsqueda del Panchen Lama), fueron encarcelados y torturados, aunque lo peor ya había pasado...
El 17 de mayo de ese año, Gedhun y sus padres desaparecieron. Durante una año el gobierno chino no quiso dar ninguna información sobre el paradero del niño y de sus padres. En 28 de mayo de 1996, la agencia oficial de noticias chinas Xinhua anunció que Gedhun estaba "bajo protección del gobierno a petición de sus padres, debido al riesgo de ser secuestrado por separatistas". En realidad el 17 de mayo del 95 un grupo especial del ejército chino, en una operación sorpresa y con aterrizaje de numerosos helicópteros en la aldea, consiguieron secuestrar al pequeño lama y trasladarle a un lugar desconocido dentro del territorio chino.
El 29 de noviembre de 1996 el gobierno chino anuló el nombramiento del Panchen Lama realizada por SS.SS. el Dalai Lama, a la vez que anunciaba su propio nombramiento al cargo de Panchen Lama en la persona de Gyaltsen Norbu, casualmente, hijo de un miembro del Partido Comunista Chino.
En la actualidad Chadrel Rinpoche está encarcelado y Gedhun Choekyi Nyima es el prisionero político más joven del mundo.
Prácticas de tortura
Actualmente hay cerca de 1.100 prisioneros políticos en el Tíbet, incluyendo al Panchen Lama. Según Amnistía Internacional, muchos de esos prisioneros políticos (incluyendo decenas de prisioneros de conciencia), fueron encarcelados sin acusación o juicio previo. Esta práctica obedece al denominado por los chinos Xian pan hou shen (primero el veredicto, luego el juicio). Relatos contrastados indican que los presos han sido sistemáticamente interrogados, torturados y maltratados.
La cultura tibetana está ahora mejor preservada "fuera" que "dentro" del Tíbet. Según un informe de la Comisión Internacional de Juristas, en el interior del Tíbet los chinos han llevado a cabo un genocidio cultural y humano en masa.
El Dalai Lama y su liderazgo
A pesar de todo esto, el Dalai Lama no ha perdido ni su esperanza ni su determinación de conseguir justicia para su gente. Durante más de 40 años ha luchado con este gigante -China-, no con ira, sino con compasión, de un modo no violento, armado sólo con la verdad. Su estrategia ha sido atraer la atención mundial hacia la crisis tibetana en la creencia de que la justicia de su causa provocará los cambios en la política china hacia el Tíbet.
Mucho antes de los sucesos de la plaza de Tiananmen, el ejército chino disparó repetidas veces sobre las manifestantes tibetanos desarmados. Después de uno de estos brutales ataques, en marzo de 1989, donde cientos de tibetanos murieron, la ley marcial fue proclamada en Lhassa, unos tres meses antes del suceso de Tiananmen. Sin embargo, incluso durante la tragedia de Tiananmen, los boletines informativos y los políticos raramente mencionan el Tíbet. Aunque el Tíbet es aproximadamente del tamaño de la Unión Europea, el mundo no ha hecho caso del sufrimiento que ha tenido lugar allí. Muchos líderes políticos de muchos países siguen siendo reacios a entrevistarse en público con el Dalai Lama, por miedo a disgustar al gobierno chino.
Los tibetanos de dentro y fuera del Tíbet han considerado por largo tiempo al Dalai Lama como su líder y como la personificación de sus esperanzas de supervivencia como pueblo. Debido a su extraordinaria firmeza de carácter y defensa de los valores humanos básicos, independientemente de una política particular o una ideología religiosa, ahora emerge no sólo como líder del pueblo tibetano, sino como figura mundial.
Durante los últimos años, ha trabajado incansablemente para reformar las actitudes en pro de una mejor sociedad, fomentando la importancia de la bondad y la compasión así como la comprensión de nuestra común humanidad como base del diálogo en la resolución de los conflictos personales y políticos.
Su propuesta para el futuro del Tíbet y del conjunto de la humanidad viene perfectamente sintetizada en el discurso que pronunció, en 1989, cuando recibió el Premio Nobel de la Paz. Su vigencia, su transcendencia y su necesidad siguen plenamente justificados.
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