Aquellos que practican el Arte de la Paz deben de
proteger los dominios de la Madre Naturaleza, divino
reflejo de la creación, y mantenerla bella y fresca. La
calidad del guerrero da origen a la belleza natural. Las
técnicas sutiles de un guerrero surgen tan
naturalmente como aparecen la primavera, el verano,
el otoño y el invierno. La calidad del guerrero no es
otra cosa que la vitalidad que sustenta toda vida.
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