Cuando somos
felices por dentro,
seguimos siéndolo sin
importar las condiciones externas. Esta
es la visión budista, la de
los Seres Iluminados.
Si no controlamos nuestra
mente, nunca encontraremos
felicidad, puesto que las
perturbaciones mentales, como el
egoísmo, el apego, los celos
y la ignorancia, van a seguir
causándonos problemas sin
cesar. Necesitamos, al menos,
reducir nuestros engaños.
Cuando estos sean más débiles, las
mentes apacibles surgirán de
manera natural y las
circunstancias externas
dejarán de tener tanta importancia
para nosotros. Entonces, dispondremos de
mayor libertad.
Adiestrándonos todos los días
de este modo, los métodos de
Dharma comenzarán a dar
resultados y aprenderemos a aplicarlos
en la vida diaria. En
realidad, serán como las dos caras de
una misma moneda, pero, como
ya he dicho antes, estos métodos
de Dharma no se encuentran en
una vida ordinaria.
Lo tercero que debemos
cambiar son nuestras acciones. Tenemos
que abandonar las malas
acciones, que nos perjudican tanto a
nosotros mismos como a los
demás, y realizar sólo acciones
virtuosas. Para los
practicantes mahayanas, esto significa
practicar las seis
perfecciones: «De la generosidad
recibiremos riqueza; de la
moralidad, felicidad; de la
paciencia, belleza; del
esfuerzo, el cumplimiento de nuestros
deseos; de la concentración,
paz interior; y de la sabiduría,
la liberación de la
ignorancia».
No hay comentarios.:
Publicar un comentario