domingo, 8 de agosto de 2010

Si uno se aprecia a sí mismo, deberá protegerse bien. El hombre sabio permanece atento en cada una de las tres vigilias. Establézcase primero uno mismo en lo que es apropiado antes de aconsejar a los demás. Actuando de esta manera, el hombre sabio no caerá en desgracia. Según aconseja a los demás, debe él mismo actuar. Bien controlado él mismo, puede guiar a los otros. Verdaderamente es difícil controlarse a uno mismo. Uno mismo es su propio refugio. ¡Qué otro refugio podría haber! Habiéndose controlado a uno mismo, se obtiene un refugio difícil de conseguir.

No hay comentarios.: