
Ni en los cielos ni en medio del océano, ni en una gruta en las montañas se
halla un lugar donde uno pueda permanecer a salvo de las consecuencias de sus malos
actos.
Ni en los cielos ni en medio del océano, ni en una gruta en las montañas se
halla un lugar donde uno pueda permanecer a salvo de la muerte.
Esforzaos y sed rigurosos, como lo es el corcel cuando siente el látigo. Por
la confianza, la virtud, el esfuerzo, la concentración, la investigación de la verdad, el
recto conocimiento y conducta y la atención mental, superaréis el gran sufrimiento.
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