lunes, 2 de agosto de 2010

Amor y Compasión


Al profundizar nuestra comprensión de la existencia se abre la puerta de la compasión. El desarrollo del darnos cuenta del dolor y la ignorancia que, igual que todos los demás, experimentamos, estimula la simpatía, de allí la empatía. Esta evolucionante preocupación por los otros inspira un sentimiento de amor; un amor que pierde sus conexiones con nuestros conceptos y sentidos, un amor que es sin sujeto u objeto.

La compasión es la habilidad de experimentar plenamente la situación de otro. Generalmente, tendemos a meternos dentro de nosotros mismos. Dado que encontramos tan difícil relacionarnos con los otros, aun con nuestros buenos amigos, dedicamos nuestros esfuerzos a protegernos. Nuestra preocupación casi nunca va más allá de nosotros mismos, de nuestras necesidades y deseos personales. La preocupación y la responsabilidad por otros, ambos básicos para la compasión, tienen poca oportunidad de crecer.

Una manera de aprender compasión es cultivar el deseo de ayudar a otros. Este simple gesto automáticamente abre el corazón. Ensanchamos nuestra perspectiva y aumentamos nuestra sensibilidad a las necesidades de otros, y esto nos conduce a desarrollar la habilidad de ser de efectiva ayuda. Eventualmente podemos aprender a amar sin ulterior motivo o sentido del ego. Este sentimiento de amor inegoísta estimula una apertura que permite que la compasión surja naturalmente. Podemos entonces actuar con capacidad y compasión en todas circunstancias.

La apertura en último término significa compasión. Mientras más te dejas abrir, más capaz serás de comunicarte con amigos, familia y otros. En vez de suprimir o tratar de evitar tus sentimientos, tanto como puedas, abre tu corazón, tus sentimientos, tu personalidad total. Ábrete a tus más profundos niveles de sentimiento. Tu puedes hacer esto en la relajación, la llave de la meditación. 



Quédate muy tranquilo, respira muy suave y gentilmente, y mantén tu mente alerta. Una vez que la relajación está establecida de esta manera, ella sanará tus sentimientos internos. Entonces vendrá un calor interior. Con él y con la relajación interna, sentirás más apertura, y con esta apertura, mayor comunicación. Porque este calor interno se transforma en sabiduría y, gracias a él, serás capaz de ver la situación de otra gente más claramente, y con esta claridad también puedes aprender más sobre ti mismo, abriendo tu naturaleza interna.

Cuando tu corazón realmente se abra, tú puedes comunicarte con todos los seres, con toda existencia. Puedes ver la naturaleza de samsara. La apertura es la llave de la compasión, así una vez que puedas desarrollar más apertura, el ego y el auto aferramiento perderán su poder. Al estar menos autocentrado, tú podrás ver que cada individuo debe ir a través de este ciclo de samsara. Aprendes a aceptar más a los otros, y la compasión crecerá más profunda y más abarcante.



La compasión genuina está más allá de los pensamientos, más allá del ego, libre de todas creencia de que hay un “yo” envuelto en el acto de compasión. La verdadera compasión, por lo tanto, genera un profundo sentido de aceptación y aún perdón hacia aquellos que nos han causado dolor o desdicha. Cuando somos sensibles a la debilidad y egoísmo en otros nos damos cuenta que el daño que ellos hacen es simplemente debido a la ignorancia.

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