lunes, 19 de julio de 2010

José Martí y la naturaleza


1- (...) la naturaleza es ruda, como todo lo verdaderamente
amante. T. 8 p. 286
2- (...) lo bello (...) está en la salud, en el amor sincero,
en el trabajo, en la fuerza, en la naturaleza. T. 22 p. 65
3- La poesía no es más que la expresión simbólica de los
aspectos bellos de la naturaleza. T. 22 p. 96
4- Más bella es la naturaleza cuando la luz del mundo crece
con la de la libertad (...) T. 4 p. 382
5- (...) puede uno rehacerse el cuerpo aflojado en el trato
íntimo con la naturaleza (...) T. 4 p. 89
6- (...) las amigas selvas, mejores guardadoras de nuestro
honor que las ciudades (...) T. 4 p. 189
7- (...) la naturaleza (...) maestra principal. T. 22 p. 101
8- Divorciar al hombre de la tierra, es un atentado
monstruoso. (...) a las aves, alas; a los peces, aletas; a los
hombres que viven en la naturaleza, el conocimiento de la
naturaleza: esas son sus alas. T. 8 p. 278
9- (...) aprender (...) el manejo de las fuerzas reales y
permanentes de la naturaleza, (...) aseguran al hombre un
sustento permanente y real. T. 8 p. 279
10- (...) el único camino abierto a la prosperidad constante y
fácil es el de conocer, cultivar y aprovechar los elementos
inagotables e infatigables de la naturaleza. La naturaleza no
tiene celos, como los hombres. No tiene odios, ni miedo como
los hombres. No cierra el paso a nadie, porque no teme a
nadie. T. 8 p. 289
11- La mente sube de grados en el conocimiento, y contacto y
creación de la naturaleza. T. 8 p. 411
12- ¡(...) no hay crianza como la de esta vida directa, esta
lección genuina, estas relaciones ingenuas y profundas de la
naturaleza con el hombre, que le dejan en el alma cierto
perpetuo placer de desposado, -a quien no engañó jamás su
amada! T. 9 p. 459
13- ¡No sé que tiene la tierra, que invita a dormir sobre
ella! T. 9 p. 438
14- ¡Qué saludable comercio, luego de los menudos y dolorosos
de la vida diaria, el del hombre y la naturaleza! T. 9 p. 459
15- ¡No hay sobre la tierra "nobleza mayor, ni impresión más
sana y dulce, que la que pone en un alma limpia el espectáculo
de la hermosura de la naturaleza, y el tráfico con sus fuerzas
vivas". T. 10 p. 226*
16- El bosque alegra, como una buena acción. La naturaleza
inspira, cura, consuela, fortalece y prepara para la virtud al
hombre. Y el hombre no se halla completo, ni se revela a sí
mismo, ni ve lo invisible, sino en su íntima relación con la
naturaleza. T. 13 p. 25
17- ¡Sólo para los felices es hermosa la naturaleza! T. 13 p.
75
18- (...) la naturaleza es sagrada, consoladora y una. T. 13
p. 444
19- La naturaleza es de perpetua frescura y generosidad
maternal. T. 19 p. 75
20- El hombre asciende a su plena beldad en el silencio de la
naturaleza. T. 19 p. 207
21- Subir lomas hermana hombres. T. 19 p. 216
22- La felicidad de los hombres, y la de los pueblos, está en
el conocimiento de la naturaleza. T. 20 p. 453
23- No concibo propósito más alto que el de enseñar cómo tomar
de la naturaleza aquella serenidad y justicia y consuelo y fe
de que está rebosante, -y cómo sacar de nosotros mismos, por
el ímpetu de un alma evangélica, y por la frecuentes reuniones
de una amistad cultivada, la capacidad que tenemos, para la
consecución de la felicidad, de reconocer y de confiar en la
armonía de nuestra naturaleza y en esa constante relación de
la naturaleza y el hombre, cuyo conocimiento da a la vida un
nuevo sabor, y priva a la tristeza de buena parte de su veneno
y su amargura. T. 23 p. 328
24- La naturaleza se postra ante el hombre y le da sus
diferencias, para que perfeccione su juicio; sus maravillas,
para que avive su voluntad a imitarlas; sus exigencias, para
que eduque su espíritu en el trabajo, en las contrariedades, y
en la virtud que las vence. T. 13 p. 25
25- (...) amar, como hermanos, a los árboles. T. 12 p. 444
26- Contra la verdad, nada dura; ni contra la naturaleza. T. 5
p. 195
27- Hay un mal tan grave como el de precipitar la naturaleza:
contenerla. T. 20 p. 251
28- El mundo sangra sin cesar de lso crímenes que se cometen
él contra la naturaleza. T. 4 p. 381
29- ¡Yo quiero romper las jaulas a todas las aves; -que la
naturaleza siga su curso majestuoso, el cual el hombre, en vez
de mejorar, interrumpe; -que el ave vuele libre en su árbol; -
y el ciervo salte libre en su bosque; -y el hombre ande libre
en la humanidad! T. 21 p. 163
Aquí en este hermoso rincón del mundo, el hombre anda ya
libre, y lucha porque sea más libre el vuelo de las aves y los
hombres. Pero quedan jaulas que romper y entuertos que
deshacer.

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