Un Espacio dedicado a compartir ideas e impresiones sobre temáticas orientales.
lunes, 23 de mayo de 2011
SOBRE LA IRA.
“Si no hay ira, entonces no
hay enemigos”. La ira es nuestro enemigo real.
Acerca de cómo surge la ira y por qué: ya sea que la ira surja o no mientras
la otra persona está comportándose arrogantemente, siendo irrespetuosa
contigo, no devolviendo tu amabilidad, ignorándote o simplemente porque
la actitud de la persona hacia ti se vuelve repentinamente negativa,
depende de tu modo de pensar en ese momento. Cuando ves su cuerpo, su
habla y su mente cambiar, ya sea que cause el surgimiento de la ira o no,
depende de tu estado mental.
En realidad, no es debido al cambio en la conducta de esa persona, si bien
puede parecer la causa real que te provoque ira. Depende de tu mente. Por
ejemplo, cuando la otra persona está enojada, si en ese momento tu mente
se llena de compasión deseando que esa persona sea libre de los
sufrimientos y los problemas, especialmente si tienes una compasión
pensando: “Quiero hacer que esa persona sea libre de todos sus
problemas”, entonces eso ayuda a tener una mente positiva, a mantener la
mente en paz. Por ejemplo, cuando una persona te pega con un palo, no
hay motivo para enojarse con el palo, ya que está en la mano de la otra
persona. No tiene sentido en absoluto enojarse con eso. Como el palo, la
persona no tiene libertad. La persona es completamente esclava de la ira,
completamente controlada por la ira. Así que esta persona no tiene la más
mínima libertad. La persona está siendo usada por la ira. Ella sólo es el
objeto de la compasión. Así que cuando pensamos de este modo, surge la
compasión, la lástima, deseando que la otra persona sea libre de los
problemas. Por lo tanto generar compasión, especialmente tomando
responsabilidad para liberar a esa persona de la ira, pensando “¿Qué puedo
hacer para ayudar a que esta persona se libere de ser usada como un
esclavo por la ira?” Aun cuando no puedas ayudar ahora, puedes rezar para
poder hacerlo. De este modo, no importa cuán enojada esté ella, no te
afecta: aunque te insulten constantemente. Así que cómo surge la ira no
depende de cómo se comporta la persona.
Pensando en el sufrimiento que soportan, surge la compasión en tu
corazón. Esto te causa tener una mente saludable: ver a la persona sólo
causa que surja la compasión en ti.
En ese momento, sólo quieres ayudar a esa persona. También tener
sabiduría, si meditas en la naturaleza última del yo como vacía, y en esa
persona como vacía, meditando en esta visión de sabiduría-vaciedad,
nuevamente la ira no surge. No importa lo que pueda ocurrir, aunque esa
persona pueda golpearte físicamente, etc., pero con una mente positiva sólo
quieres ayudarla.
Cuando la mente de uno está en un estado de apego, renuncia a los demás
y piensa sólo en uno mismo, sólo trabajando para la felicidad de uno. Esto
no es hablar de trabajar para vidas futuras, trabajar sólo para esta vida.
Entonces lo que esa persona hace en esta vida: ira, palabras hirientes, falta
de respeto, se expresan físicamente con el cuerpo. Lo que el ego quiere es
respeto (como palabras buenas, amor, lo que quiere la mente de uno), pero
lo que uno recibe es lo opuesto al ego y al apego. Entonces surge la ira en
tu mente, ese estado que depende de cómo lo rotules. Si lo rotulas como
eso es malo, eso me hiere. Realmente tu mente positiva, la compasión, no
piensan “me hiere”. Lo que la persona hace me hiere. Si practicas la
paciencia pensando: esta persona me está enseñando paciencia, entonces
gradualmente no hay ira. Sólo el estado de felicidad, así que con este
estado no hay ira. Así que viene mucha paz y felicidad. Porque nunca te
enojas, le das paz a tu familia y a numerosos seres vivos. El modo de
hacerlo es por medio del entrenamiento de la paciencia, dependiendo de
esta persona. Esta persona es tan amable. Especialmente cuando la mente
aprecia la paciencia. Desde el punto de vista de la paciencia, esta persona
sólo es amable.
Con el pensamiento de apego, lo que esta persona lastimó es el ego.
Ponemos una etiqueta negativa diciendo que esto es malo (me lastima).
Con el apego y la ira, vemos a esta persona como hiriente y mala. No sólo
le adherimos una etiqueta, creímos en la etiqueta, lastimando por
consiguiente al apego y al ego. Por consiguiente piensas: “Esto me está
lastimando”. De hecho, esa es sólo una parte de tu mente. Tu mente
también tiene compasión y sabiduría.
Si no pones una etiqueta negativa, la ira no surge. Esto es debido a haber
puesto una etiqueta positiva – la paciencia. Cuando pones una etiqueta
negativa, debido a tu apego, te lastimas. Entonces el enemigo viene de la
propia mente de uno. A causa del apego y la ira, etiquetas “enemigo”, por
lo tanto uno ve a esa persona como a un enemigo.
Así que toda la evolución es de este modo. Ahora estamos llegando al punto
donde surge la ira. Porque quedan improntas negativas en el continium
mental de uno desde un tiempo pasado, esto planta una semilla de ira que
surge nuevamente en el futuro. Como hay tantas improntas que quedan en
el continium mental de uno por la ira pasada. Esta es la causa principal.
Cuando en una situación de tener ira, tal como recibir abuso verbal o falta
de respeto físico, si no aplicas la meditación – la sabiduría meditando sobre
la naturaleza absoluta de la mente, entonces es como encontrarse con un
enemigo sin armas ni protección. En ese momento, la impronta negativa de
la ira pasada surge; a causa de la ira pasada, nuevamente surge la ira. La
meditación entonces se vuelve como tomar medicina. La impronta es la
causa principal, y la misma fuente de esa ira es la ignorancia – la mente
que desconoce la naturaleza del “yo” (sí mismo). Por lo tanto es importante
pensar continuamente que el cuerpo no es el “yo” o sí mismo, incluso la
mente, que no tiene color ni forma (sin forma), y es por naturaleza clara y
conocedora. Ni siquiera la mente es el “yo”.
Esta asociación del cuerpo y la mente no es el “yo”, ese que intenta cesar el
sufrimiento y lograr felicidad. El “yo” no puede ser encontrado desde la
punta de los cabellos hasta los dedos de los pies, en ninguna parte, incluso
dentro del cuerpo. Esto no significa que el “yo” no existe. Ese “yo” que
existe en intentar cesar el sufrimiento y lograr la felicidad, existe como un
fenómeno extremadamente sutil; nunca del modo en que creemos que
existe (como parece ser).
Lo que sea, es completamente otra cosa; nada existe desde su propio lado,
excepto en mero nombre. Esta es la realidad del “yo”. En el cuerpo, este
“yo” nunca está apareciendo de tal modo, sino que aparece como 100%
verdad.
El “yo” que no existe, creer en esto es ignorancia, que es la raíz de la ira y
de los celos.
La ira puede destruir el mundo entero, como Hitler, que no practicó la
paciencia y terminó lastimando a muchos seres sintientes. Así que en el
Buddhismo, la meditación es muy importante, especialmente enfocada en la
compasión y la sabiduría.
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