jueves, 26 de mayo de 2011

Existen innumerables objetos virtuosos, pero los más importantes son los objetos de las veintiuna prácticas de meditación sobre el Lamrim: 1 La preciosa existencia humana. 2 Muerte e impermanencia. 3 Los sufrimientos de los renacimientos inferiores. 4 La práctica de refugio. 5 Las acciones y sus efectos. 6 Renuncia al samsara. 7 Ecuanimidad. 8 Reconocimiento de que todos los seres son nuestras madres. 9 Aprecio de la bondad de todos los seres. 10 Igualarse uno mismo con los demás. 11 Desventajas de la estimación propia. 12 Ventajas de estimar a los demás. 13 Cambiarse uno mismo por los demás. 14 La gran compasión. 15 La práctica de tomar. 16 El amor que desea la felicidad de los demás. 17 La práctica de dar. 18 Bodhichita. 19 La permanencia apacible. 20 La visión superior. 21 Confianza en el Guía Espiritual. Debemos meditar sobre nuestra preciosa existencia humana a fin de reconocer y apreciar la magnífica oportunidad para adiestrarnos en el Dharma de que ahora disponemos. Si apreciamos el gran potencial de nuestra existencia humana, no la echaremos a perder en actividades sin sentido. Para vencer la pereza y asegurarnos de que nuestra práctica se mantiene pura y libre de motivaciones mundanas, hemos de meditar sobre la muerte y la impermanencia. Si practicamos el Dharma de corazón, lograremos realizaciones con facilidad. La meditación sobre los sufrimientos de los renacimientos inferiores, la práctica sincera de refugio en las Tres Joyas, el evitar acciones perjudiciales y el ejercicio de la virtud nos protegen de caer en los reinos inferiores y nos garantizan que en vidas futuras obtendremos preciosos renacimientos humanos dotados de las condiciones necesarias para adiestrarnos en el Dharma. Para generar de manera espontánea el deseo de alcanzar la liberación última o nirvana, hemos de meditar sobre los sufrimientos de los seres humanos y de los dioses. Este deseo, llamado renuncia, nos anima a completar la práctica de los caminos espirituales, los métodos propiamente dichos que nos conducen al logro de la liberación total. También tenemos que meditar en el amor, la compasión y la bodhichita para reducir nuestra estimación propia y sentir verdadero afecto hacia todos los seres sintientes. Con esta motivación pura hemos de adiestrarnos en la meditación para lograr la permanencia apacible, un estado de profunda concentración, y la sabiduría especial denominada visión superior. De este modo, podremos disipar nuestra ignorancia y eliminar las dos obstrucciones que nos impiden convertirnos en un Buda. Al confiar en un Guía Espiritual cualificado, abrimos la puerta de la práctica de Dharma. Gracias a sus bendiciones, generaremos fe y confianza en nuestro adiestramiento espiritual y podremos lograr con facilidad las realizaciones de las etapas del camino. Por lo tanto, es importante meditar sobre la manera correcta de confiar en el Guía Espiritual.

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