domingo, 8 de agosto de 2010

¿Quién comprenderá esta tierra y el terreno de Yama y este mundo de los devas? ¿Quién investigará el bendito camino de la virtud, como el experto que selecciona las mejores flores? El discípulo que se ejercita, comprenderá esta tierra y el terreno de Yama y el mundo de los devas. El discípulo que se ejercita, investigará el bendito camino de la virtud, como el experto que selecciona las mejores flores. Percibiendo este cuerpo como la espuma y comprendiendo que es como un espejismo, aniquilará las espinas de las pasiones sensuales y burlará la vigilancia del rey de la muerte. Al que recoge tan solo las flores (de los placeres sensoriales) y cuya mente se distrae (en los objetos de los sentidos), la muerte le arrastra como una enorme inundación arrasa a un pueblo entero mientras duerme. Al hombre que toma las flores (de los placeres sensoriales) y cuya mente se distrae, insaciable en sus deseos, el Destructor lo pone bajo su dominio. Así como la abeja liba en la flor sin dañar su color y esencia y luego se aleja, llevándose únicamente la miel, así el sabio pasa por esta existencia. No deberíamos considerar los fallos de los demás, ni lo que los otros han hecho o dejado de hacer, sino nuestros propios actos cometidos u omitidos. Igual que una flor bella y de brillante color, pero sin perfume, así son de estériles las buenas palabras de quien no las pone en práctica. Igual que una flor bella y de brillante color, y asimismo rebosante de perfume, son de fructíferas las buenas palabras de quien las pone en práctica. De la misma manera que un montón de flores hacen muchas guirnaldas, así muchos actos buenos deben ser efectuados por aquel que nace como ser humano. El perfume de las flores no se propaga contra el viento, como tampoco la fragancia de la madera del sándalo, del rododendro o del jazmín, pero la fragancia del virtuoso se esparce contra el viento. La del hombre virtuoso se expande en todas las direcciones. *************************

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