martes, 20 de julio de 2010

Escuchar el dharma como un cuenco bocabajo:

Si estamos todo el tiempo distraídos nos convertiremos en un recipiente en el que no se puede verter ningún contenido. Si nos distraemos y permanecemos a ratos cortos en atención, pasará lo mismo, ya que no seguiremos el “hilo”, al volver de la siesta mental estaremos descolocados y no podremos entender nada y empezaremos a suponer o a interpretar. Por eso, debemos evitar la primera falta y escuchar con la máxima atención posible, con una atención unidireccional.

Escuchar el dharma como un recipiente envenenado:

En un recipiente envenenado, cualquier líquido que se vierta en él quedará envenenado y será perjudicial. De la misma forma, si estamos movidos por una mala motivación, si tenemos mala actitud o si estamos airados y llenos de rabia, así como otras actitudes egoicas, deformaremos todas las enseñanzas y todo lo que se nos diga quedará inservible y debilitado, se convertirá en veneno. También, si queremos buscar las faltas de los demás y utilizamos al dharma como herramienta de daño, si utilizamos el Dharma como negocio, si tenemos odio o mucho apego hacia el maestro, también vamos a comprender mal las enseñanzas.

Escuchar el dharma como un recipiente agujereado:

Un recipiente agujereado es aquél en el cual es imposible retener algún líquido. Aunque viertas una botella llena, permanecerá un tiempo y la mayoría del contenido se perderá. La práctica o la aplicación del dharma en la vida real simplemente se olvidará y seguiremos reaccionando de manera habitual.

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