“El amor y la posesión exclusiva nunca pueden ir a la par. En teoría, donde es perfecto el amor tiene que haber una ausencia total de posesión. El cuerpo es nuestra última posesión. Este es tan cierto que un hombre es incapaz de ejercer el amor perfecto y verse totalmente desposeído de todo, a no ser que esté dispuesto a abrazar la muerte y sacrificar su cuerpo en servicio de la humanidad.”
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