Un Espacio dedicado a compartir ideas e impresiones sobre temáticas orientales.
jueves, 15 de abril de 2010
Entrevista con el Dalai Lama
No hace mucho tuve el honor de entrevistar a su santidad Tenzin Gyatso, el
decimocuarto dalai lama del Tíbet. Era la cuarta ocasión que tenía la
oportunidad de sentarme junto a él y conversar. En cada reunión me pareció
más inspirador e increíble. En cierto sentido, no es más que un ser
humano, un hombre amable con una sonrisa y una risa amistosa. Pero hay
algo más. Hay una energía extraordinariamente poderosa que emana de él. Es
más poderoso que ninguna otra cosa con la que haya tropezado. Los
tibetanos dicen que es la encarnación de Avalokiteshvara, el bodhisattva
(un ser divino que renuncia a la oportunidad de alcanzar el nirvana para
ayudar a la humanidad) de la compasión.
A pesar del genocidio y de la destrucción cultural del Tíbet por el
Gobierno chino, el Dalai Lama siempre aboga por la resistencia no
violenta. A la vez que lidera a su pueblo en su lucha por la libertad,
siempre tiene en cuenta el bienestar del mundo. Toma sus decisiones
basándose en lo que más beneficia a su pueblo, al conjunto del planeta, de
la especie humana, del universo. El Dalai Lama me habló del sentido de la
responsabilidad universal ("debido a la tecnología, el mundo se está
convirtiendo en una comunidad global. Todos estamos relacionados. Todos
somos iguales. Todos somos responsables"), del concepto budista de
interdependencia ("cada acontecimiento depende de unas causas y éstas de
otras causas y circunstancias"), de derechos humanos ("la violación de los
derechos humanos hoy puede deberse a muchas causas políticas, económicas o
a revanchas personales de los gobernantes. Son estas causas las que hay
que abordar"). Me habló del sentimiento de cercanía con los demás, como él
define el término compasión, y, por supuesto, me habló de la situación en
Tíbet.
Adam Yauch. ¿Es optimista respecto a un arreglo pacífico de la situación
en Tíbet?
Dalai Lama. Sí, pero primero tenemos que encontrar algún terreno común
para el diálogo. Estoy dispuesto a negociar, en cualquier lugar y momento,
sin condiciones. Lo importante, sea cual sea el lugar y el momento, es
[que exista] una atmósfera de libertad para intercambiar ideas. La
independencia es un derecho legítimo de los tibetanos. Desde que los
chinos ocuparon el Tíbet, a pesar de algunos cambios positivos, el pueblo
ha sufrido enormemente. Pero si nos limitamos a insistir en la
independencia, eso tampoco es realista. Busco una vía intermedia.
A. Y. Le he oído decir que las autoridades chinas, aunque hayan provocado
tanta destrucción en su país, han sido para usted grandes maestros. Usted
habla de dar y recibir, de darles energía positiva mientras hace suya
parte de su ira u odio. Para muchos en EE UU esto resulta difícil de
imaginar. Allí, los enemigos son enemigos, y los amigos, amigos.
D. L. La condición de ser amigo o enemigo no es permanente, puede cambiar
en un año, en una década… La percepción de amigo y enemigo depende de
nuestras actitudes mentales. Y se pueden ejercer prácticas como la de dar
y recibir que nos capacitan para ese cambio interior.
A. Y. ¿Pero qué ocurre si seguimos teniendo fuertes sentimientos hacia
nuestros enemigos?
D. L. Bueno, tal vez sintamos dolor e incomodidad cuando nos topemos con
un enemigo y alegría cuando nos encontremos con un amigo. Si nos fijamos,
estas emociones fluctuantes a menudo son el resultado de proyecciones
mentales. Considero que los enemigos son seres corrientes que sufren y
quieren ser felices al igual que usted o sus amigos. Antes incluso de
iniciar la práctica de dar a nuestro enemigo, hay que partir del
reconocimiento de que él es igual que nosotros. Tomar las cosas negativas
y dar positivas tal vez no resuelva nuestros problemas, pero, mentalmente,
es muy útil reducir la infelicidad o los sentimientos desagradables. Si
voy por ahí manifestando odio, al final soy yo quien va a perder el
apetito, el sueño y la tranquilidad de espíritu.
A. Y. ¿Pueden los no budistas practicar esta técnica de dar y recibir?
D. L. Sí. Los cristianos creen que todas las criaturas fueron creadas por
Dios, así que, incluso en este sentido, todos los seres humanos son
hermanos. Incluso los no creyentes pueden practicar lo de dar y recibir
con amigos. Pero en cuanto a hacerlo con enemigos, no sé [risa muy dulce].
Tal vez hay que esperar a que el enemigo le haga un obsequio [más risas].
A. Y. Se habla de desarme global, pero usted es el primero al que oigo
hablar de desarme interior. ¿Qué significa?
D. L. Intentar reducir todas las motivaciones que conducen a un conflicto.
Los sentimientos de revancha y de odio son motivaciones muy poderosas,
como los de avaricia, envidia, venganza y ambición negativa. Todo conduce
al conflicto. Uno de los antídotos más eficaces para superar estas
tendencias negativas es examinar la naturaleza de estas emociones
basándonos en nuestras propias experiencias sobre sus consecuencias.
A. Y. En Occidente se piensa en el poder como algo que se obtiene mediante
el control de otros o con riqueza. Junto a usted, siento que el verdadero
poder es la compasión, que procede de la conciencia de uno mismo y de un
desarme interior. Querría preguntarle si puede sugerir formas para que yo
o cualquier otro pueda cultivar este tipo de fuerza interior.
D. L. Algunos creen que ser no violento es una señal de debilidad o
pasividad. Sin embargo, considero que la no violencia es un signo de
fuerza. Puede que la violencia resuelva algunos problemas, pero a menudo
provoca una gran cantidad de problemas adicionales. Incluso si el objetivo
es bueno, utilizar la violencia como medio para alcanzar ese fin puede
corromper la bondad del objetivo.
A. Y. ¿Fue duro ser reconocido como el Dalai Lama a una edad tan temprana?
D. L. Cuando era un niño, a veces pensaba que lo hubiera tenido más fácil
siendo una persona normal. Solía tener este sentimiento cuando me
encontraba a solas en el palacio de Potala, que a menudo era frío e
incómodo. Veía a otros niños que volvían de cuidar a los animales y les
oía cantar y reír mientras yo tenía que quedarme sentado en mi solitaria
habitación y recitar oraciones. Pero a medida que me fui haciendo mayor,
comprendí el propósito de la vida. Afrontar nuestros retos puede darnos
fuerza interior.
Adam Yauch (Rolling Stone)
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